- "Mamá, mamaaaá".
- "Dime hijaaaaaaa".
- "Apártame esa nube".
- "¿Quéeeee?"
- "¡Que me apartes esa nubeeeeee, que no me deja ver el sol!".
Si, mi querida princesa, te aparto esa nube gris, esa nube fea que no te deja ver la luz.
Y voy a quitarte de tu camino todos los obstáculos que haya para que no te tropieces, para que no te lastimes.
Voy a cuidar de ti, a protegerte de la lluvia y del frío. A ser tu puerto de calma absoluta, en las noches largas de la vida. Voy a enseñarte la diferencia entre la risa incontenible y la sonrisa. Voy a mostrarte con alegría, las sorpresas que te tiene guardada la vida.
Voy a enseñarte las bondades de la cocina con chocolate, las maravillas de sabor de las cosas sencillas. Voy a dejarte escuchar el sonido de la lluvia en tus propios oídos.
Vamos a maravillarnos de la sensación de calor en nuestras caras, cuando las nubes se aparten. Voy a enseñarte a mirar la luna cada día y a buscar con ansiosa ilusión, la primera estrella de la noche.
Voy a mostrarte, mi querida princesa, todas las vueltas que da la vida. Y a descubrir la belleza de saborear los instantes únicos, esos que no se repiten, esos que no esperabas vivir.
Voy a enseñarte a ver las flores, sus matices de color y a sentir como propia, su fina y exclusiva fragancia.
Voy a cuidar de ti, mi dulce princesa, como cuida una madre, con tanto amor, que se deshace el alma.