jueves, 23 de junio de 2016

En lo que nos hemos convertido....

Llevo peor de lo que pensaba (mucho peor)  la crisis de la década en la que estoy inmersa.


Llevo peor de lo que pensaba (y totalmente a destiempo) el inexorable paso del tiempo. 

Tengo una amiga que dice que las mujeres somos como el buen vino.




Pero a esta amiga quizás se le olvida que a veces el vino se echa a perder, ("te estás echando a perder", me diría mi madre, si mi madre pudiera decirme algo). Y yo cada vez con mas frecuencia tengo carácter de vinagre, del insoportable, no del balsámico.


C'est la vie!!!, que es lo que me gustaría que me susurrara mi angelito malo en la oreja.


Llevo fatal comprobar como este cuerpo no es lo que era.


Me fastidia comprobar que estoy ya en tiempo de descuento, que ya estoy en la mitad de la jugada y que me han comido casi todos los peones, una de las torres, mis caballos (que en mi caso son ponis chiquitines) y la reina, ¡¡¡ay, la reina, esa está al descubierto!!!.









lunes, 13 de junio de 2016

Ahora que ya es imposible...

Ahora que te has ido, ha llegado el momento de volver a hablarte.

Pensé que lo nuestro era por tiempo infinito, peor el tiempo se ha tragado todos sus granos y ya no estás a mi lado.

Siento en lo hondo del alma, no haberte dicho muchas más veces lo mucho que te quería. Siento no haberte dado todos los abrazos del mundo y uno más, desde mucho antes de tener la certeza de tu marcha.

Siento haberte hecho pasar malas noches y haberte hecho derramar tantas lágrimas por mi culpa.

Te echo tanto de menos...

Siempre sigues presente, te veo conmigo en los gestos cotidianos del día a día. Aún pienso en llamarte para contarte cualquier cosa y enseguida me doy cuenta que ya no tengo esa opción.

Sólo espero que allá donde hayas ido seas infinitamente feliz, todo lo que a mi lado no fuiste. Infinitamente feliz, como tú merecías.

Te decepcioné, lo sé. No era lo que esperabas. Ni la más guapa. Ni la más lista. Ni la más buena.

A veces fuí dura. Muchas veces fuí intransigente contigo.

Sigo admirando tu abnegación, pero no quiero seguir tus pasos en eso. Yo no estoy hecha de tu pasta.

"Siempre serás una rebelde", me decías, mientras yo me daba la vuelta para no escucharte.

Y ahora me moriría por volver a oir tu voz, una vez más, confundiendote con mi nombre.

Tu dolor fue mi dolor. Tu impotencia me devoraba el alma. El frío de tus manos antes de tu partida, el último suspiró que te oí... Todo ha quedado grabado para siempre, siempre que el tiempo no se lo lleve de la mano del olvido.

Y ahora sólo puedo llorar tu ausencia. Con el corazón herido en mil pedazos que no encuentran la forma de volver a recomponerse.

Ya no hay un mañana. Ya no hay nada más que recuerdos. Y fotos.



Nunca pensé que doliera tanto tu ausencia.