¿Cuánto tiempo más te queda, reina? Tú pones el límite, tú decides cuando.
Te pueden decir lo mismo más alto, con palabras aún más amables, pero lo que es, es. Y ya sabemos el argumento de la película.
Te puedes guardar las lágrimas, mentirte diciendo que puedes con todo y más. Pero llegará el día. Y lo sabes.
Las nubes pasan veloces, unas más grises que otras. Te gustan las nubes blancas, pero las cartas que te han barajado en esta partida, son así. Es tu realidad.
Un peldaño más, sin tener claro si es hacia el universo de Dante o al soñado mundo de la normalidad.
¿Qué es peor? ¿el desengaño o la tristeza de la cotidianeidad? A veces, es mejor no pensarlo. Queda camino por delante. Siempre puedes refugiarte entre líneas. Negro sobre blanco. Hasta el negro te parece bonito.
La decepción pesa, pero, ¿Qué esperabas?. ¿Que en el reino de tu universo particular, en tu mundo de fantasía, todo fuera perfecto?.
Espabila. Ya estás acostumbrada a esto. No hay nuevo bajo tu bóveda celestre. Las estrellas que admiras, pobre mortal, sólo están en tus sueños. Esos que crees que se terminarán cumpliendo.
Pero no me hagas dramas, que esto no es vital. Tu suspira. ¡Y continúa!, que es lo que mejor se te da.
Sabes que no puedes quejarte. Relativiza. Otros te dan verdaderos ejemplos día a día.
Corta tu pelo. Cómprate algo de ropa que cambie por fuera tu aspecto. Toma aire. Date impulso. Y sobre todo, ajústate muy digna tu corona.
¡¡Va por ellos!!