Días interminables de lluvias sin cesar, que a veces dan una tregua, que a veces dan una nota de color entre tanto monótono gris.
Días sin ver más allá de las nubes, soñando solo con cielos despejados y luminosos.
Días húmedos, de almas tristes, de sentimientos grisáceos y tediosos.
En estos días, a veces la vida se ve atravesada por un arco de ilusión, de matices de color que dan otra perspectiva a lo que ves.
Días en los que esperas días mejores. Días en los que sobre las humedecidas tejas, una y otra vez rezumando lluvia, hasta cansar y aburrir, se vislumbra el color.
Días en los que lo único que espera es que pase rápido ese día y llegue otro, el ansiado día lleno de luz. Ese que te va a permitir disfrutar de otra forma de vida.
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