Sólo necesitaba "calma".
Y dejé que mis pasos vagaran por tu orilla.
Para que el frío helara mis huesos y mi culpa. Y que el viento ensordeciera el recuerdo de tus palabras.
Para que se congelara el corazón y el dolor de mis músculos no me dejara sentir nada más.
El gris de la tarde era el fondo perfecto para la espera sin respuestas, que sabía que no llegarían. Y los pasos sobre tierra yerma iban poco a poco insensibilizando el ánimo.
Pero aunque quiera negarlo, aún queda musgo verde que no se ha congelado.
Que resiste al frío y a la indiferencia. Que sobrevive a la distancia del agua, que ve pasar tan cerca y tan lejos. En el fondo, cada vez más lejos.
Necesitaba "calma" y levante mi cabeza. Y entre las nubes se abría paso.
Sin entibiar el escenario, pero aportando otros matices a la vida. El gris ya no es tan gris, pero tampoco es cielo claro.
Y ahora bajo la cuesta como si fuera una rivera tranquila de aguas mansas.
Sólo que el agua está helada. Y parece que vuelve a reinar la "calma".
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