martes, 13 de marzo de 2012

De la felicidad y otras miserias.

En mi último año de la licenciatura tuvimos que hacer unas prácticas y como alumna de la rama de Clínica, mis prácticas de casi dos meses las realicé en la Unidad de Agudos de un Hospital. Los que seais tan mayores como yo igual os suena el "Alonso Vega".

El choque desde la teoría a la realidad fue para mi como el impacto de un meteorito, dejó una huella que ni la del desierto de Arizona.


Pero aprendí infinitamente en las sesiones clínicas, sumergiéndome en informes reales y pasando consulta junto al psiquiatra al que estaba asignada. Esta persona, de un bagaje cultural y profesional que intimidaba un poco a una estudiante como yo, se entretenía en plantearme retos profesionales, no se si como mera diversión o como una forma de ayudarme a encarar lo aprendido en años previos.

Uno de los últimos días de prácticas tuvo a bien acercarme en su coche a la facultad para que llegara con tiempo suficiente a un examen y no tuviera agobio extra por el factor tiempo.

En pleno Paseo de la Castellana, atasco incluido, me planteo el reto más dificil que nadie me había planteado hasta el momento: "define la felicidad", me dijo, "medita, piensa y escribe un ensayo sobre la felicidad del ser humano, ya has visto lo bueno y lo malo, lo anómalo y lo normal... y me comprometo a hacer tu prólogo".

Decliné la invitación, ¡grave error!, pienso años después, pero no he dejado de pensar que es una tarea pendiente, algo sin cerrar, recurrente y que no se si mi intelecto alcanzará a cumplir.

¿Y qué es la felicidad?  ¿Momentos de intenso bienestar que nos empeñamos en perpetuar a lo largo del tiempo y que se convierten en recuerdos placenteros?, ¿ilusiones de nuestro cerebro de instantes perfectos, de imáganes y vivencias maravillosas? ¿compartir sensaciones con alguien a quien quieres? ¿experimentar nuevas experiencias que desatan endorfinas a chorros?.

No sabría responder ni a una sola de las preguntas que me planteo. Mi ingenuidad sobre la vida, propia de los 20 años, no ha variado mucho con el tiempo. No tengo seguro nada, no he aprendido nada, no sabría decir si he sido feliz hasta ahora.

Si tengo recuerdos felices, soy afortunada, tengo muchos y de muchos tipos. He vivido, he disfrutado. Pero en líneas generales, si hoy se cerrara el último capítulo de mi libro, no sabría decir a ciencia cierta si he sido feliz este tiempo. Al menos conservo la esperanza de seguir intentando serlo, aunque sólo sea para buscar al Dr. X y pedir que empiece a escribir su prólogo, porque aunque tarde, he recogido el guante que me lanzó dentro de su coche de alta gama y he finalizado el desafio.

4 comentarios:

  1. Último blog que leo con 28 años y me has emocionado...gracias por estar entre las personas que me hacen feliz. Escribe ese libro, por favor. Estoy segura de que el Dr. X escribirá ese prólogo encantado. Un beso.

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    1. ¿no eran 18 nena? Muchos besos y mucha, pero que mucha felicidad (no se me ocurre nada mejor que desear a una de las personas que más cariño/aprecio/admiración/respeto tengo).
      Los nenes te mandan también besos babosos y sonoros.

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  2. ¡Menuda cuestión...!Definir la felicidad es difícil...¡casi imposible!; es algo muy subjetivo...
    Para mí, es sentir que llevas una vida "plena" en general: a nivel afectivo, profesional, material...¡y que eres capaz de darte cuenta y valorarlo!
    Un abrazo

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    1. Laura, pues si, sobre todo valorarlo. Hay gente que tiene muchas razones para ser feliz y no lo valoran.

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