viernes, 3 de mayo de 2013

Tela (telita) marinera.

Como los infinitos granos de arena, podría contar anécdotas de mis últimas horas vividas. 

Paisajes sorprendentemente verdes, casi mágicos, casi irreales, para determinadas latitudes, nieve en sitios donde la nieve es una excepción en el crudo invierno y mucho más en esta época del año.

Sonido de olas batiéndose contra la orilla cerca de mi cama a altas horas de la madrugada.

Risas, tiernos abrazos de mis hijos, juegos y bromas .

Los días de sol me están trayendo muchas pequeñas alegrías, porque no puedo tener la gran felicidad.

Me quedo con la sonrisa de satisfacción de ni cangrejita al conseguir ir andando hasta el borde del mar sin ayuda. La cara de sorpresa al descubrir cosas que habitualmente no son las habituales, de mi pequeño boquerón.

Me quedo con las ocurrencias de la inocencia personificada, con los matices de azul, con el calor del sol, con el cariño fraterno.


Con las edificaciones sorprendentes a la vuelta de la esquina. Con no tener que conducir para llegar a cualquier sitio.

Con volver a saborear lo que es dormir 8 horas seguidas (¿quién dijo que los milagros no existen?).

Me quedo con la casi olvidada sensación de poder estar tumbada al sol sin tener que salir corriendo.

Con las frases ingeniosamente graciosas. El vivir sin mirar el reloj apenas, sólo como referencia lejana para las horas de las comidas.

Me quedo con no tener ni prisas ni el día organizado. Y con la sensación del frío mar asustando mis tobillos. Con la inesperada luz de un rayo en la noche al mirar a Poniente.

Me quedo con el color de la piel de los turistas, achicharrados por un "Lorenzo implacable", al día siguiente del primer día.

Me quedo con los besos infantiles y sus caricias para quitarme la arena de la playa de mis mejillas. Me quedo con los pies, por fin descalzos,  persiguiendo los juegos de mis hijos.

2 comentarios:

  1. Que suerte volver a disfrutar de las cosas como si fuera la primera vez a través de los ojos de los niños.

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  2. Siempre hay que procurar disfrutar como si fuera la primera vez en todo, hace más ilusión y se recuerda tooooda la vida.

    Besos.

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