viernes, 18 de octubre de 2013

Mi mundo visto a ras de suelo

Veo el mundo desde otra perspectiva del resto, porque para eso soy bajita.

Veo lo que los otros no ven, porque muchas veces miran por encima de su hombro y se olvidan de lo que hay por debajo de él.

Te veo, cuando no me miras.

Y si me siento tranquila una mañana soleada de otoño a deshacerme al sol, sobre la hierba húmeda, me siento como la hormiga y a la vez la cigarra, porque veo el mundo desde la línea que hay pegada al suelo.

Si me fundo con el azul y las nubes, a través de las hojas que aún no son ámbar y me mimetizo con las sombras de las que aún no han caído, me siento aún más pequeña, minúscula, porque mi nivel está muy bajo y hay mucho mundo por encima.


Si miro desde la altura de la hierba, todo parece demasiado lejano, pero puedo observar como lo hace un niño y te aseguro que no se ven las mismas cosas, ni de la misma manera.


Todo depende de la perspectiva desde la que mires. Tu realidad no es mi realidad porque no miramos las cosas desde el mismo ángulo, ni tenemos el mismo prisma.

Hasta el tiempo parece otro y parece que pasa más despacio cuando el sol calienta mi pelo y el viento mece con suavidad las hojas que se aferran a los árboles.

La hierba huele a hierba de verdad y vuelve a manchar mis pantalones, como hace años. 

La prisa no es la misma prisa, cuando me siento a mirar a mi alrededor. 

Veo pasar la gente que me mira extrañada. Cierro los ojos e imagino ese mismo sol en otro sitio. Abro los ojos y veo que a ras de suelo, nada es lo mismo.

2 comentarios: