lunes, 18 de noviembre de 2013

Bajo tu paraguas.

Cuando los días se vuelven repentinamente grises, sin atisbos de sol, pero dejan imaginar la luna llena entre las nubes, me gustaría que estuvieras más cerca.

Sobre todo cuando la lluvia no da muchas treguas. Y se hace monótona y limitadora.

Los paseos lentos con el aire impregnado en el aroma de la leña, esa que se consume en alguna cocina o en alguna chimenea de pueblo, hacen que quiera tenerte aún más próximo, las mañanas de domingo. Ese olor a leña que se consume poco a poco, evoca recuerdos de infancia lejana, a primeras salidas fuera de casa, a aventura, a tradición que se diluye. A cosas que no queremos que se pierdan entre las telarañas de la memoria.

Si respiro profundamente, el recuerdo lleva hasta mi de nuevo, el aroma de tu particular perfume. Que no estés cerca no significa necesariamente que no estés presente.

Y sigo caminando.

Aunque camine sola, se que compartimos la misma protección contra el agua fría que nos cae encima.


Que los dos estamos bajo la misma borrasca, de parecidas nubes. Pero juntos es más fácil. Al menos ese es el consuelo mutuo, mientras no deja de llover.

Y porque bajo tu cobijo, mirar hacia arriba tiene otro color. Nada es tan gris, nada es tan aburrido.



Porque a tu lado, no siento el mismo frío que cuando te marchas. Ni el mismo silencio, ni la misma sensación de infinito vacío.

Bajo tu cobijo, las horas se hacen segundos y el tiempo se escapa entre nuestras manos, con prisa, contando los segundos.

Bajo la protección de tu refugio, da igual que me empape de lluvia o de agua. Da igual la oscuridad, da igual que fuera la luz sea cegadora o que vaya cayendo la noche.

Bajo tu paraguas, la luz se filtra con otros matices. Y ya no hay casi gris, ni casi negro, ni casi.


Porque hasta los días de lluvia intensa, si tu estás ahí, no se me desdibuja la sonrisa. Ni se muda de color mi alma.

Casi nada importa. Casi. Y el infinito se tiñe del color de la esperanza. El cercano futuro se torna del color de la primavera, que cuando menos lo esperemos, estará llamando a nuestros pies. Sólo tenemos que tener paciencia y esperarla.

7 comentarios:

  1. Y entre esa lluvia y el sol de tu alma, estoy segura de que contemplaremos el arco iris... ¿a que sí?...
    Un beso grande.

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    Respuestas
    1. Si, además es un arco iris que en un extremo tiene el amor y en el otro la felicidad y se nutre de ilusión.
      Un beso colorido.

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  2. Un amor en agradable cobijo debajo del mismo paraguas.
    Preciosa prosa intimista.

    Besos.

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  3. Para protegerse de la lluvia y caminar en buena compañía.
    Un beso, Mar.

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  4. Me recuerda a un día que me contaron hace tiempo, de paseo por Toledo, con lluvia y buena compañía bajo un paraguas ;)

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