sábado, 31 de diciembre de 2016

Operación repollo féliz

Adiós al año de los cambios radicales de vida. Los de ya nada será lo mismo jamás.

Y a pesar de todo me había propuesto no cerrar el año, ni amargada ni triste. Ni contagiar de mi tristeza vital a los que están orbitando en mi misma dimensión interestelar.

Busqué el árbol de Navidad más grande que cabía en mi comedor. Lo adornamos. Llené de adornos la escalera.

Fuimos al campo a recoger piñas. Las pinté y adornamos el jardín de gotas plateadas. Y toda la parafernalia.

Me había propuesto ser un repollo feliz. 


Y aunque por fuera lo aparente, el que sabe mirar detrás de lo que los ojos esconden, sabe la verdad.

Y el tiempo sigue corriendo.Tic-tac-tic-tac.


Tiempo de descuento para seguir buscando la felicidad. ¿A que esperas para rozar con los dedos la tuya?

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