jueves, 21 de noviembre de 2013

Ahora necesito...

Cuando el dolor me muerda sin piedad, necesito:

- que no me recrimines nada.
- que tengas paciencia con mi ánimo.
- que no tomes demasiado en serio mis palabras (sobre todo si son reproches).
- que escuches mis quejas, pero no me juzgues.
- que me abraces sin hacerme daño.
- que me observes, pero a veces que ni me mires.

Cuando el dolor transforme mi cara, necesito:

- que me acompañes.
- que no sueltes mi mano.
- que me dediques otra palabra más de cariño.
- que no dejes de recordar mis sonrisas cuando estaba bien.
- que me cuides para que no me sienta abandonada.
- que respetes mi espacio y mi silencio.

Cuando el dolor me atenace por dentro y por fuera, necesito:

- que no me dejes de lado.
- que no confundas mi enfado con el mundo, con enfado hacia ti.
- que no me des la espalda, ni mires hacia otro lado.
- que me dediques otra sonrisa que me haga levitar de alegría.

Cuando el dolor invada mis huesos, necesito:

- que me beses hasta olvidar como se respira.
- que rodees mi cintura con tus manos, una vez más.
- que camines despacito, como lo hago yo.
- que mires mi alma, pero que no me compadezcas.
- que me mimes aún un poco más, si es que eso es posible.

Cuando me desanime porque el dolor no ceda durante días, necesito:

- que me dejes andar sola, pero no pierdas de vista mis pasos.
- que pienses que cada mueca es una sonrisa que te dedico.
- que tengas paciencia, porque todo termina pasando.
- que no sufras por mi, porque eso no me ayuda.
- que no pienses ni por un segundo que voy a tirar la toalla.
- que tengas claro, que siempre salgo a flote.

Cuando el dolor se intensifique, hasta la lágrima, necesito:

- que sepas que lo que quiero no cambia, sólo lo aplaza.
- que me dejes llorar, si eso me alivia.
- que hay cosas más fuertes que siento y casi todas son buenas.
- que me ayuda a valorar más los buenos momentos.
- que al final cede, pasa, se aleja y tarda en volver.

Cuando el dolor ya haya pasado, necesito:

- que no hagas como si nada hubiera pasado.
- que me ayudes a prepararme para la próxima.
- que sigas estando a mi lado.



6 comentarios:

  1. Ay, ay, ay... lloro contigo amiga. Veo que urge un abrazo. Te mando uno muy grande. Hablamos cuando quieras.

    ResponderEliminar
  2. Gracias guapa. Abrazo recibido y bienvenido. Cada año los inviernos son un poco más duros..., menos mal que se que llegará el buen tiempo y mis huesos lo celebraran.
    Un beso grande.

    ResponderEliminar
  3. Aquí te envió otro abrazo grande, pero no fuerte para no dañarte que vengó de familia de campo y son muy brutos a veces. Un beso

    ResponderEliminar
  4. Los abrazos que se dan con cariño NUNCA hacen daño.
    Besotes gordos, así como de campo.

    ResponderEliminar
  5. Yo traigo también un abrazo de huesos doloridos, ya sabes, de esos que empiezan con un "aissssss" y al final provocan la risa mutua y te hacen decir "pero como estamos ambas, nenaaa". Los abrazos de dolor compartido son fenomenales, verdad? :). Besitos, preciosa

    ResponderEliminar
  6. El dolor compartido parece que alivia un poquito, pero sobre todo se agradecen esos abrazos solidarios llenos de "aissss" y de cariño.
    Muchos besos.

    ResponderEliminar