martes, 15 de mayo de 2012

Mucha agua.

Hoy me he enfundado mi "Arena" azul nuevecito, mi gorro Speedo negro y he disfrutado del agua como hacía tiempo.

Este cuerpo no es lo que era, pero me ha importado todo eso, o sea, nada de nada. Fuera complejos, no estoy "divina de la muerte", pero como no lo he estado nunca...

No conocía el sitio, aunque hacía tiempo que lo había visto al pasar por la carretera, era la primera vez que entraba, pero me ha gustado mucho. Hemos estado en: http://www.thermasdegrinon.com/termal.cfm

Conozco varios spas y es un estilo al mítico Caldea de Andorra. Es grande y está bien organizado. Bueno, reconozco que me ha descolocado un poco que el vestuario fuera mixto (con cabinas individuales para cambiarse, of course), pero nunca he sido puritana. Me he calzado, como el resto, unos horrendos patucos obligatorios y ¡¡a disfrutar!!.

A las 10.00 ya había bastante gente, se notaba que hoy era festivo en la capital. El recorrido empezaba con diferentes chorros de agua a presiones y temperaturas diferentes para diferentes paquetes musculares: desde los tobillos a la nuca.  Pero como siempre, he tenido el mismo problema: el mundo está pensado para gente de estatura media y los que no llegamos a esa media sufrimos situaciones peculiares. A mi, algunos de los chorros me llegaban 20 cm. por encima o por debajo de donde se supone que deberían llegarme y palabra, que 20 cm. de diferencia, bromas a parte, son muchos centímetros. Para entendernos, los chorros que deberían llegarme a los glúteos me masajeaban las lumbares.Y los de las dorsales, me masajeaban la zona cervical como si fuera una "Fräulein" masajista cabreada. 

De la piscina central he salido con la espalda más roja que una sueca en Benidorm (y no era la única). En la zona del Lago de Cristal, me ha costado mantenerme firme de pie, porque la presión del agua me empujaba constantemente, agarrada a las distintas barandillas he estado lo más digna posible.

Vuelvo a insistir, mi escasa estatura me ha causado algún problemilla, porque literalmente me llegaba el agua al cuello en algunos sitios si me sentaba. En las camas oxigenantes por poco me ahogo, si me hubiera llegado a tumbar en ellas, ahora no estaría escribiendo (deberían replantearse que la estatura mínima para acceder a las instalaciones sea 1.10 cm).

De ahí, al primer grupo de yacuzzis, el Yacuzzi Trébol y luego, como una pedazo valiente, a la cascada de nieve, que seré pequeñita, pero me atrevo con todo (aquí si que no hacía pie, así que sin quererlo me he sumergido entera en agua con-ge-la-daaaaaa), menos mal que es buenísimo para la circulación y lo he agradecido primero en el baño turco y luego en la sauna finlandesa.

Continuando el circuito, me he relajado de lo lindo en la sala de cromoterapia (a diferencia de Caldea, donde sonaba música chill-out con pajaritos, la ambientación musical era mejorable), traducción: yo no hubiera puesto ese tipo de música ¿a quién se le había ocurrido lo de la samba instrumental?. Una vez descansada, a los jacuzzis zen. Y ahí si, con tanta burbuja de agua calentita me he sentido como un garbanzo en una olla cociendo, bajo la atenta mirada de las reproducciones de los Guerreros de Xian.

Tras pasar por el pediluvio, a la zona de termas romanas (un estilo a "Medina Mayrit) y sin cortarme un pelo me he sumergido en los 14º del Mar Índico para pasar a la salinidad flotante del Mar Muerto, que de todos, son los que más me han gustado, tanto que he repetido varias veces.

Casi para rematar, la zona del circuito de duchas. Lo confieso, he pegado un grito en la escocesa que parecía la de "Psicosis", eso de chorros de agua fría, muy fría y templada... hay que tener mucha entereza para salir de ella con una sonrisa.

Como había tiempo (era un circuito de 3 horas), he vuelto a la cascada de nieve (soy a veces un poco masoquista) y tras refrescar mi piel con escarcha de hielo ¡¡toma ya!!, al baño turco, para abrir los poros de la piel bien y más cromoterapia.

Por último, me he tumbado a descansar a las camas de infrarrojos, rodeada de cocoteros (artificiales, pero tan bien hechos, que sin mis gafas de miope parecían reales). Ahora se lo que siente un huevo cuando lo están incubando: calorcito, agradable calorcito.

Y para finalizar la experiencia: un masaje relajante en la espalda, de media hora. Casi levito, ya no tengo la espalda tan contracturada. A mi, que no me gustan ni las joyas, ni el marisco y por supuesto, no me gustan las pieles, me ha parecido el regalo perfecto.

Pero estoy A-G-O-T-A-D-A, si es que la buena vida cansa mucho.


2 comentarios:

  1. Hola! Te acabo de dar otro Liebster.

    Que envidía de circuito de relax!

    http://lalonelymama.blogspot.com.es/2012/05/mi-blog-preferido.html

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  2. Muchas gracias Sole.Paso a recogerlo en cuanto tenga un ratito.
    Besos.

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