domingo, 24 de junio de 2012

La de menos oscuridad.

Es sin duda una de las noches más mágicas (junto con la noche de Reyes) del año. La noche más corta de todas, el día con más horas de luz. El inicio del solsticio de verano. La noche de las hogueras.

No había tenido ninguna relevancia en mi vida hasta que llegué a la universidad y a partir de ahí se fue convirtiendo en tradición eso de salir el 23 de Junio por la noche a disfrutar del calor, del ambiente de mi localidad de residencia en aquellos años y del fuego en toda su extensión.

Daba igual que tuviera exámenes, daba igual que llevara varios días casi sin dormir repasando los últimos apuntes. Había que salir, divertirse y volver a casa regada por las mangueras del cuerpo de bomberos local, que esa noche salían a cuidar que no ardiera todo como Roma y a refrescar a la juventud, que estábamos de lo más incendiario.

Siempre suponían el preludio del inicio de mi trabajo veraniego, que lo fue durante varios años para costearme los estudios de licenciatura. Siempre suponían dejar atrás las frías jornadas invernales y poder dejar aparcadas las capas de cebolla textil, para mi tan molestas e incómodas.

También era el pistoletazo de salida para las noches de terrazas, de salir con la gente de mi peña (si, pertenecí a un peña en las fiestas de mi pueblo), de los días de broncearme en la piscina y salir antes que el resto para irme a la autoescuela o a trabajar.

Hace tiempo que no voy de hogueras, pero siempre que puedo hago una en casa, aunque sea mini, como la de este año, donde quemo todo lo negativo de los 365 días anteriores, para dejar el campo y espacio libre a todo lo bueno que ha de venir de aquí al próximo verano.

A partir de ahora los días se irán haciendo más cortos, cada vez veré amanecer un poco más tarde, cada día la noche caerá antes.

Pero ahora, esta noche, lo que más echo de menos es poder estar con el fuego entre mi y el mar, para terminar la fiesta dándome un baño purificador, de esos que te dejan nueva para enfrentarte a lo que se te ponga por delante.

Tengo pendiente una noche de San Juan frente al mar, ya sea en Levante o en Riazor.


A todos aquellos que han pedido algo esta noche, espero de corazón que se les conceda.

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