jueves, 19 de julio de 2012

Inexorable.

Van transcurriendo los granos de existencia, poco a poco, pero sin piedad.

Hasta mi llegan los ecos de los que ya llegan y los que ansían marcharse, comentan sus vacaciones y yo suspiro tratando de quedarme sorda, sorda una vez más. ¡Basta ya!, no quiero oír más planes de solaz descanso. Quiero que mis manos dejen de oler a hipoclorito de sodio, yo también quiero cambiar de aires. 

Salgo del iglú en el que nos han transformado la oficina.




Fuera ya, tardo en ir reaccionando y entrando en calor. Con las gafas de sol puestas y cantando, siempre cantando algo, miro asustada como va cambiando la temperatura. Apenas se atreven a volar los pájaros. El aire abrasa todo lo que toca y pasa por mis brazos como una lengua cálida pero seca. Roza mi nuca, recorre mi espalda. Los mismos carteles negros me miran desde hace días, pasar rápida. Yo los miro y sonrío ¿porqué no?. La chica del anuncio del bikini de los grandes almacenes, cada vez está más pálida y delgada.

Son las 15.17, me incorporo a la A-4. Voy bien de tiempo. De repente, el tedio me adelanta por la derecha y me saca burlón la lengua. Me envuelve en sus brazos y ya no puedo quitármelo de encima. En el salpicadero del coche ya marca 39º y avanzo dirección sur. Esquivo camiones y subo el volumen. Ya soy capaz de hacerlo con los ojos cerrados, pero prefiero otros peligros. No hay que confiarse, ya he cometido muchas imprudencias. Al final, el radar me va a cazar...

Llego a tiempo de encontrar el único hueco donde es imposible aparcar. Y aparco. Recojo a mis angelitos gritones, la independiente y el de los rizos se lo han pasado de miedo. ¡Menuda batalla es atarles! Modifico la estrategia día  a día, la de hoy no ha tenido buen resultado, he terminado sudando a mares para meterlos en casa. En la calle reparten fuego, en casa, como impenetrable bodega norteña, la semi oscuridad aporta su frescura.

Me quito el disfraz de "niña bien" y me enfundo en la comodidad de los short y la camiseta. Transcurre la tarde. Estoy agotada. Las vitaminas deben ser light o necesito más dosis. Se que lo que necesito es romper este ritmo, descansar y cuidarme. Hace meses, muchos meses que no se lo que es dormir más de 6 horas al día y seguidas, ya ni lo recuerdo.

El calor y la falta de sueño aniquilan mi tensión. Mareada y cansada reparto besos, generosa. Hoy me siento generosa de cariño. Podría repartir varias toneladas. Los besos de mamá son mágicos, porque curan los duros golpes que sufren mis angelitos.

Por fin se duermen. Me siento en mi escalón favorito. Hoy también vuelve a ser de cálido mármol, casi como antaño. Hundo la cabeza en mis manos, cierro los ojos y suspiro.

Ahora voy a regar mis plantas y a jugar a ser Bree pastelera. Luego sumergiré mi ávida imaginación entre los renglones de mi última adquisición literaria. Igual aprendo algo, pero lo dudo. Igual me duermo y al despertar ha cambiado mi presente y mi mañana. Suspiro. Y lo dudo.

2 comentarios:

  1. ¿Paramos el mundo y nos bajamos un ratito como diría Mafalda?...
    Vaya ritmo amiga...
    Te mando un abrazo reparador y apretado.

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    1. Ay, mi querida Mafaldita, qué gran filósofa. Me encanta Mafalda, Susanita, Libertad, Manolito, Guille, Burocracia...
      ¡¡Cuantos buenos momentos con esas tiras!!(las tengo en ediciones originales).
      El ritmo es agotador y con el calor estoy aún más ploff, pero cuando se abalanzan sobre mi y me abrazan se me olvidan sus travesuras.
      Un besote wapa.

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