viernes, 27 de julio de 2012

Tras la tormenta.

Después de la lluvia de anoche, breve pero intensa, con granizada imponente incluida, el balance es el siguiente:

1. Ha bajado la temperatura in-door y la out-door, cosa que es de agradecer para intentar dormir mejor.
2. Todos los cristales de la planta baja de casa (y me consta que de otras cuantas casas más), tienen rastros de gotas embarradas, que en mi caso, se suman a las ya pre-existentes.
3. Ahora si que hay que limpiar el fondo de la piscina.
4. Las colchonetas de las tumbonas están empapadas y por los suelos. Entono otra vez más el "mea culpa" por no haberlas recogido anoche. Al menos no han salido volando a patios vecinos/colindantes.
5. El romero, el tomillo, la albahaca y la hierbabuena han renacido, lucen en tonos verdes brillantes y expanden rabiosos su fragancia. Salir de casa, al amanecer e inhalar su aroma es todo un regalo para mi pituitaria. Con este precedente, debe ser una delicia poder pasear por la sierra madrileña y disfrutar de olor de la jara en flor y de los pinos.
6. Ahora huele aún más a paja seca, humedecida por la cálida lluvia y es una maravilla.
7. Tras las tormentas se nota cierto sosiego en el ambiente, por otro lado muy necesario. Quizás por eso el tráfico no ha sido tan alocado como en días anteriores y eso es de agradecer, sobre todo lo agradece inmensamente mi stress de conductora.
8. Todavía quedan algunos restos de charco esta mañana en la calle. Y hacía mucho tiempo que no se veían charcos por aquí.
9. Esta mañana, las nubes enmascaraban el incipiente amanecer. El sol pugnaba por asomar entre ellas y me ha recordado mis amaneceres a pie de playa pescando en el Mediterráneo:

                                  
                                      De eso hace años, pero aún conservo fotos como esta.

10. Se que el motivo de que haya estado lloviendo casi torrencialmente no es porque yo haya estado cantando (si, infinitamente mal, ya se que más que cantar, balo como una oveja), sino por la entrada de un frente atlántico.
11. El viento y haber dejado la ventana del dormitorio abierta, ha dejado llena de pequeñas plumas (de ángel supongo) la parte baja de mi cama.
12. Ya vuelve a brillar con fuerza el sol. Me vuelvo a calar las gafas de ídem cuando me sitúo de nuevo al volante, para volver a casa.

Sólo ha sido un paréntesis en esta época de estío. Aún queda mucho verano ¿verdad?

9 comentarios:

  1. Estas treguas al verano son una bendición y un pequeño respiro, pero vendrán esos ponientes que nos secarán hasta el alma y nos haran yacer espanzurrados en el rincón más fresquito y cerrado de la casa.

    Besos de verano.

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  2. Si, ese calor que te agota, te deja sin fuerzas hasta que cae la tarde y refresca y sales de la penumbra de casa, para ver los atardeceres de agosto... Ummh!!en invierno echaremos de menos este calor.
    Besos refrigerados.

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  3. Una tormenta real como la vida la misma, te azota, te alborota, te hace reinventarlo todo de nuevo y después...la calma absoluta. Qué sabia la Madre Naturaleza.
    Un beso.

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  4. Uummh, creo que en la Comunidad de Madrid ha habido más tormentas que las meteorológicas últimamente.
    Besos calmados.

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  5. Yo disfruto un montón las lluvias de verano (que en la zona en la que vivo, en agosto son muy, pero que muy abundantes...). Yo las relaciono con el fin de la estación estival...(aunque, de momento, no es el caso...).
    Un abrazo fuerte!!

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  6. Todavía queda mucho verano por delante, muchos días de calor, de sol, de estar al aire libre, de disfrutar...

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  7. Por el sur, tambien hace falta una tregua de esas jejeje.

    Me encanta leerte, me transportas alli donde tu has estado.

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  8. En verano nos quejamos del calor, en invierno estamos deseando el calorcillo. Si es que no estamos contentos con nada, ains. Pero si, algunas treguas son muuuuuuuy necesarias.
    Besos.

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