lunes, 12 de noviembre de 2012

Mi lugar favorito.

Eres sin lugar a dudas, el lugar donde me siento cómoda, mi sitio en el mundo cuando no encuentro acomodo en ningún otro sitio.
Me enamoré de tu color, de tu suavidad y de tu frío. No eres el lugar más acogedor ni el más cómodo de la casa, pero es donde me siento, cuando necesito pensar o hablar, a veces sola. 
Has sido punto de encuentro, a veces eres mi refugio. Eres un lugar para compartir.
Hasta ti llegan los gritos y las risas, las llamadas de auxilio y las conversaciones entre juegos. Eres cruce de caminos de llantos y de peticiones. De deseos y palabras, a veces perdidas.


Cuando la última luz de la tarde se filtra por las ventanas y su reflejo se proyecta en tus paredes, dependiendo de la hora, dependiendo de la estación del año, recuerdo como fui viendo cuando te hacían, te vi desnuda de revestimiento, vi tu interior de hormigón, tu columna, tu forma original.

Te soñé terminada, te quise desde el principio. Me costó años tenerte y ahora, no renunciaría a ti, porque cuando tienes que decidir el lugar donde vivir, si tienes la inmensa suerte de poder elegir y te puedes dejar llevar por el corazón, hay cosas que te pueden hacer que te decidas, la ubicación, la luz, el espacio... o simplemente una escalera.

2 comentarios:

  1. En la casa de mis padres hay una escalera para subir a las habitaciones, y siempre me sentaba alli para esconderme, si mama estaba en la cocina, y sobre todo para ver la tele a escondidas de pequeña cuando te enviaban a la cama porque ponian dos rombos. Que inocencia, y yo sin saber que significaba aquello y quería ver que era eso que sólo podían ver los mayores, con lo fria que estaba en el invierno de Madrid, sin calefacción, jajaja

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  2. Uy, pues tener posaderas fresquitas por estar sentada en la escalera no es muy agradable precisamente ¿eh?
    Un beso guapa.

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